No más miedo me dijiste,
mientras tu mirada se perdía en las nubes de un cielo gris,
gris como la ciudad que te abrazaba y en su abrazo te asfixiaba.
No más tristeza, me insinuaste…
con una semi-sonrisa entre tus mejillas rosadas,
rosadas por el frío de este invierno.
¿Por qué caminamos por esta calle? – me preguntaste
y sin tener respuesta, sólo atiné a decir
porque nuestros pasos tienen alma propia.
(cuando la verdad era que querían reconstruir el recuerdo)
Te detuviste frente a la casa vieja,
nuestra casa descolorida, por años, por el humo de los sueños quemados
descolorida por el tiempo…tic tac tic tac tic tac.
Yo tratando de encontrar una llave imaginaria en mis bolsillos,
para poder abrir la puerta a una incertidumbre aún mayor
te miraba de reojo.
No más miedo – me dijiste
No se necesitan llaves para lo que nunca se cerró.
Por Fernando Muñoz
mientras tu mirada se perdía en las nubes de un cielo gris,
gris como la ciudad que te abrazaba y en su abrazo te asfixiaba.
No más tristeza, me insinuaste…
con una semi-sonrisa entre tus mejillas rosadas,
rosadas por el frío de este invierno.
¿Por qué caminamos por esta calle? – me preguntaste
y sin tener respuesta, sólo atiné a decir
porque nuestros pasos tienen alma propia.
(cuando la verdad era que querían reconstruir el recuerdo)
Te detuviste frente a la casa vieja,
nuestra casa descolorida, por años, por el humo de los sueños quemados
descolorida por el tiempo…tic tac tic tac tic tac.
Yo tratando de encontrar una llave imaginaria en mis bolsillos,
para poder abrir la puerta a una incertidumbre aún mayor
te miraba de reojo.
No más miedo – me dijiste
No se necesitan llaves para lo que nunca se cerró.
Por Fernando Muñoz